También conocida como “reverse balayage”, es una técnica de coloración capilar que se ha vuelto muy popular debido al efecto natural y sutil que ofrece. Cuando la trabajo me enfoco en crear un efecto degradado de color de raíz a puntas.
Preparo el cabello observando y evalúo el estado del mismo. Al mismo tiempo, determino el tono base y el tono deseado de las mechas, así como el contraste suave que podemos llevar a cabo.
Obviamente, esto también va a depender del punto de aclaración que tenga la clienta en ese momento por el desgaste de mechas, despigmentaciones o decoloraciones anteriores. Es decir, “aprovecho” ese lienzo desgastado para elaborar pinceladas más oscuras y de contraste que me dan como resultado la profundidad que necesito en la melena. Acto seguido, las zonas que voy dejando apartadas más claras serán matizadas para dar los efectos más luminosos.
El diseño y empleo de esta técnica irá en función del estado del cabello, de la densidad y del propio efecto al que se quiera llegar. En mayor o menor contraste, degradación y tonalidades.
Un efecto natural, ya que conseguimos crear una degradación de color muy natural y sutil, como si el cabello se hubiera aclarado de forma natural por el sol. Dando como resultado una melena con tonalidades armoniosas.
Poca necesidad de mantenimiento al no ser una técnica que requiera un retoque constante en la raíz, es ideal para aquellas personas que no quieren estar pendientes del cabello cada poco tiempo.
Versatilidad, pues se puede adaptar a diferentes tipos de cabello y estilos, desde los más clásicos hasta los más modernos.
Esta técnica está recomendada para aquellas personas que buscan un cambio de look sutil y natural, sin tener que recurrir a decoloraciones agresivas. Es ideal para cabellos castaños claros y oscuros y se puede adaptar a diferentes longitudes de cabello.
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